El aire viciado de esta habitación cerrada ya me cansó, hoy no habia ni ganas de levantar un pié (por eso doy gracias a los empujones de la vida). Y también se agrega la resaca de retomar las clases, de organizar los horarios, de planificar todo lo que se va a hacer, de cubrir hasta el más mínimo detalle. ¿Y para qué? Si, por suerte, cada día se hará lo que se decida en el momento y no todo lo que se vino planificando con tanto esfuerzo.
Nada hasta acá se veia muy claro, pero era mejor que no tener ni la más puta idea. Porque en ese momento se viene todo abajo y no hay de donde agarrarse, sólo queda bancarsela y llegar al dia siguente.
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Y es el hacer algo por los otros lo único que me salva de estar vacio, lo único que contiene este recipiente y lo salva de ir a la basura.